sábado, 29 de junio de 2013

Hastió

Solo cree la mitad de mi falsa mirada,
un cuarto de ella se hizo costumbre,
 y en el otro cuarto ya gano el masoquismo.

Los suspiros se han ido a la baja,
la ironía dibuja sonrisas,
y el asco engalana la escena cuando pretendes tocarme.

Mariposas muertas pudren mi estómago,
quizás son las mismas que me  producen náuseas cuando cruzas la puerta,
creo que son por ella que ahora vivo enferma,
todas te reprochan la muerte violenta.

Los recuerdos  no soportan  la responsabilidad de unirnos,
reclaman espacios, reclaman ser libres,
Y tú sigues allí, fingiendo de más.

Murieron los sueños, cayeron las ganas.
No vale un intento, ya no queda nada.


martes, 21 de mayo de 2013

Detrás



Aun no lo notas,  mis rodillas quiebran frente a ti.
He dejado de  disimular las ganas, y he perdido la decencia.
Le he sacado el lado bueno a tus ausencias,
te atesoro en mi recuerdos, ya te vivo en la distancia.

Los suspiros se los traga la nada, la que muchos llaman soledad.
Es tu imagen y el calor, es el fuego y la visión.
Son dos mundos y un sentir, es la intriga y el quizás,
la esperanza no da más y  tú sigues  aquí.

La estupidez  reclama  mis risas a solas.
la sensatez perdió la batalla, y el masoquismo saluda  triunfante
con ganas,
con sed,
sin sueños.

Estás aquí,  estoy allá,
Aquí la espera no aguanta más.

Tuya siempre, Matilde.

martes, 20 de noviembre de 2012


No soy la que se persigna cuando ordena el Padre, Él que no tiene hijos.
No dejaría el café por el elegante té que toman las tías.
No sé cocinar ni tender la cama. No bordo, no rezo, ni uso tacón.
No soy el gesto fingido que me da tu madre para agradarte.
No camino despacio para demostrar finura.
No sonrío sin motivo ni digo te quiero para disculparme.
No escribiré cartas ni despediré las mimas mandándote besos.
No suelo peinarme y tampoco soy virgen.
Soy la que tienes encima dirigiendo libre tus gemir armónico.
Soy tan poco de lo que buscabas, mucho de lo que querías.

sábado, 28 de julio de 2012

É


Regresaré al silencio y me tragaré mi cuarto.
Buscaré palabras para describirte,
las encontraré en los libros o en el cuaderno negro donde solía escribir mis desgracias.
Prenderé la lámpara,
para ver mi sombra y no sentirme sola.

Leeré en voz alta algunos versos de la Bombal,
para consolarme,
para recordar que soy mujer
que mi inteligencia no reposa entre mis piernas.
Haré una pausa. Escucharé a la nada.

Seré paciente, respiraré.
Vendrás, te irás y llegarás en mis estúpidos sueños.
Y yo, regresaré al silencio y me tragaré mi cuarto.