Solo cree la mitad de mi falsa mirada,
un cuarto de ella se hizo costumbre,
y en el otro cuarto ya
gano el masoquismo.
Los suspiros se han ido a la baja,
la ironía dibuja sonrisas,
y el asco engalana la escena cuando pretendes tocarme.
Mariposas muertas pudren mi estómago,
quizás son las mismas que me producen náuseas cuando cruzas la puerta,
creo que son por ella que ahora vivo enferma,
todas te reprochan la muerte violenta.
Los recuerdos no
soportan la responsabilidad de unirnos,
reclaman espacios, reclaman ser libres,
Y tú sigues allí, fingiendo de más.
Murieron los sueños, cayeron las ganas.
No vale un intento, ya no queda nada.